Las aguas naturales son aquéllas cuyas propiedades originales no han sido modificadas por la actividad humana; y se clasifican en:
A) superficiales, como aguas de lagos, lagunas, pantanos, arroyos con aguas permanentes y/o intermitentes, ríos y sus afluentes, nevados y glaciares;
B) subterráneas, en estado líquido o gaseoso que afloren de forma natural o por efecto de métodos artificiales;
C) meteóricas o atmosféricas, que provienen de lluvias de precipitación natural o artificial.