Proceso de tratamiento de aguas residuales consistente en una filtración a través de una capa de turba (de unos 40-50 cm) asentada sobre una capa de gravas y arenas provista de un drenaje inferior.
El lecho funciona unos quince días recibiendo el agua a tratar, luego se interrumpe el paso de agua residual y se deja secar, retirando la capa superficial reseca, la turba se remueve para que se oxigene y regenere y se queda lista para otro perido de uso.
Este proceso debe venir precedido de un buen pretratamiento para evitar problemas en la distribución de agua y en los lechos. En algunas instalaciones se instala también un tratamiento primario.