La forma de una bacteria como organismo individual viene dada por la rigidez de su pared. Es igualmente una característica de cada tipo bacteriano.
Las bacterias suelen adoptar fundamentalmente alguna de las siguientes formas: esférica, cilíndrica, helicoidal, filamentosa o formas intermedias de los casos anteriores.
Cuando la bacteria tiene forma esférica recibe el nombre de coco y a su forma se la denomina cocoidea. En los cocos aislados su esfericidad puede oscilar entre formas esferoides, ovoides, lanceoladas y reniformes.
Cuando la bacteria adopta forma cilíndrica recibe el nombre de bacilo y a su forma se la denomina bacilar. Las formas alargadas de los bacilos aislados pueden ser rectas, ahusadas, ramificadas, curvas y espirales.
Muchos autores clasifican dentro de los bacilos a las bacterias con incurvaciones: las que presentan una sola incurvación en forma de coma, más o menos alargada y, en ciertas ocasiones, algo retorcida, los vidrios; y las que presentan varias incurvaciones, los espirilos. En general hay muchas diferencias en cuanto a la longitud de este tipo de bacterias, el número de espiras y la amplitud de cada una de ellas. En algunos casos son muy pequeñas, con espirales muy apretadas y, en otros casos, todo lo contrario.
Cuando adoptan formas filamentosas suelen presentar al microscopio óptico un aspecto muy similar al de los hongos. Estas formas son características de las bacterias llamadas filamentosas.
Las bacterias que presentan formas intermedias entre los cocos y los bacilos se denominan cocobacilos, que en muchos casos, más que una forma característica de una u otra especie, corresponden a la etapa inicial del desarrollo de muchos bacilos, aunque no siempre.