La extracción con solventes es una técnica de tratamiento que consiste en usar un solvente (un líquido capaz de disolver otra sustancia) para separar o retirar contaminantes orgánicos peligrosos de lodos residuales, sedimentos o tierra.
El lodo residual es un material parecido al barro que se forma a partir de desechos industriales o cloacales; los sedimentos son fragmentos de rocas y minerales de grano fino que se han depositado en el fondo de una masa de agua, como un río o un lago.
La extracción con solventes no destruye los contaminantes, sino que los concentra para que sea más fácil reciclarlos o destruirlos con otra técnica.
Cuando la tierra entra en el extractor (estanque donde la tierra contaminada se mezcla con el solvente), se separa en tres componentes o "fracciones": solvente con contaminantes disueltos, sólidos y agua. Los distintos contaminantes se concentran en fracciones diferentes.
Por ejemplo, los bifenilos policlorados se concentran en el solvente contaminado, mientras que los metales quedan en los sólidos y en el agua. Cada fracción, individualmente, puede ser tratada o eliminada en una forma más eficaz en función del costo.
El proceso de extracción con solventes abarca cinco pasos:
- Preparación (clasificación del material contaminado)
- Extracción
- Separación de contaminantes concentrados del solvente
- Remoción del solvente residual
- Recuperación de los contaminantes, reciclaje o tratamiento ulterior.
Se separan los contaminantes para que puedan ser tratados individualmente. Se usa equipo portátil que se puede llevar al sitio de la limpieza. Reduce la cantidad de material contaminado. Se pueden tratar hasta 125 toneladas de desechos por día. No produce emisiones en la atmósfera.