Hasta septiembre del año pasado, Huatacondo -poblado de 80 habitantes, en medio de la Pampa del Tamarugal- tenía sólo ocho horas de electricidad, hoy cuenta con 24 horas de suministro, gracias a la operación de la primera microrred inteligente, de Chile y Latinoamérica, que funciona con energías renovables no convencionales, como el sol y el viento.
Yolanda Paniagua, vecina encargada del único teléfono que existe en el pueblo, dice desde el otro lado de la línea que el cambio ha sido "muy favorable, ahora tenemos más comodidades, por ejemplo, se puede lavar de día".
Tres actores y la comunidad dieron vida a este proyecto: la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, la distribuidora eléctrica local Eliqsa y la Compañía Minera Doña Inés de Collahuasi.
La solución tecnológica realizada en Ingeniería de la Universidad de Chile corresponde a un sistema mixto y aprovecha todas las fuentes energéticas que se generan en la misma localidad.
Esto funciona gracias a energía solar fotovoltaica (23 kW), capturada por 84 placas; eólica (3kW), generada por una turbina, y la unidad diésel existente (150kVA). Asimismo, el sistema cuenta con un banco de 100 baterías (170kWh) en el que se almacena energía en casos de abundancia de energía y baja demanda, y que sirve como fuente de suministro en horas en que no se dispone del recurso, por ejemplo en las primeras horas antes de la salida del sol. La interacción de este banco con el sistema se logra a través de un inversor (40 kW).
Este proceso inédito en Chile, reduce el consumo de combustible fósil en 50%. ¿Cómo lo hace? El sistema de coordinación hace un pronóstico de la demanda energética y de la generación de energía renovable no convencional, que mediante un algoritmo de optimización define la operación del sistema, de tal manera que sea la más económica posible.
Pero veamos en pocas líneas cómo funciona. Antes, Huatacondo se iluminaba ocho horas al día, mediante un motor diésel. Ahora, con ese mismo motor, y con el ahorro ya mencionado de combustible, tiene electricidad las 24 horas.
El sistema de gestión de energía permite al sistema "saber" en qué momento se utiliza cada una de las fuentes. Así, durante el día, el sol (y el viento próximamente) aporta al sistema y lo que sobra se guarda en las baterías que quedan disponibles para la noche, la hora punta al atardecer, se cubre además con combustible diésel.
La comunidad tuvo y tiene un papel protagónico en esta iniciativa. Hubo una serie de talleres para conocer sus necesidades y percepciones y fueron los mismos habitantes del lugar quienes bautizaron el proyecto como Energía Sustentable Cóndor (Esuscon), por el simbolismo que representa para ellos el cóndor.
Pero no sólo eso. La idea es que sean los mismos vecinos quienes autogestionen el sistema y así lo están haciendo, con la colaboración remota desde Santiago cuando se necesita.
"Cuando se ha caído el sistema los chiquillos desde Santiago lo arreglan", cuenta doña Yolanda.
Quien habla con entusiasmo de este proyecto es Guillermo Jiménez, ingeniero experto del Centro de Energía de la Universidad de Chile. Explica que se trata de un proyecto que vincula el mundo tecnológico con el mundo social. Lo suyo no es retórica. Precisamente el proyecto cuenta con el Social Scada, un sistema supervisor que monitorea todas las variables de operación en tiempo real.
Y como en Huatacondo -y en muchas partes de Chile- no habría cómo tener a una sola persona sentada frente a un monitor las 24 horas del día, mirando como va el sistema, se dispuso de una pizarra electrónica en la Junta de Vecinos, accesible para todos los habitantes del pueblo quienes pueden no sólo monitorear el sistema sino que también consultar otros indicadores como pronósticos del tiempo, etc.
Si hay algún problema o se activa una alarma, se avisa al encargado. Dependiendo de lo que se trate se soluciona en el mismo lugar o desde la U.de Chile remotamente.
"Uno de los desafíos de este y otros proyectos que han llevado energía eléctrica a comunidades aisladas es su sustentabilidad. Muchos sistemas quedan abandonados y en desuso, por eso es muy importante que la comunidad se sienta comprometida, que siga participando, y que ellos mismos generen herramientas y se capaciten para seguir a cargo de la gestión y la operación", señala Guillermo Jiménez.
-¿Es replicable la experiencia de Huatacondo?
"Sí, lo es, especialmente en comunidades aisladas, en cualquier parte de Chile, de pocos habitantes, hasta unos 500 o más dependiendo de las características del lugar. Existen algunas iniciativas en el norte, pero aún no maduran".
Un avance grande para la comunidad
Juan Hidalgo es el encargado de la vigilancia y mantención de la red. Antes veía el grupo electrógeno y ahora también la microrred, incluyendo los paneles solares instalados en el cerro y las instalaciones del equipo electrógeno. Al teléfono opina que contar con 24 horas de electricidad ha significado un avance grande para la comunidad, en sus casas y también una oportunidad para nuevos negocios.
Huatacondo también ha sabido de apagones y entonces, a través de internet, los ingenieros de la U.de Chile, lo han asesorado para solucionar el problema en terreno, cosas menores, "detallitos porque este sistema es único en Chile y tal vez en Latinoamérica" dice orgulloso.
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