La organización Panamericana de la salud (OPS) ha venido promoviendo el desarrollo de tecnología apropiada para la desinfección del agua en pequeñas comunidades. Esto fue motivado por la constatación del fracaso de los métodos convencionales de desinfección en las pequeñas comunidades, debido a las múltiples condiciones adversas existentes en esas zonas y a pesar de los enormes esfuerzos tanto locales como internacionales para obtener una cloración adecuada y confiable.
Con el propósito de ayudar a solucionar este problema, la OPS ha investigado un gran número de alternativas tecnológicas aplicables a la desinfección. Estas incluyen diversas tecnologías apropiadas para la hipocloración, ozonización, yoduración, radiación ultravioleta, así como el empleo de diversos métodos para realizar la cloración por gases, cloraminas, resinas halogenadas, dióxido de cloro y algunos métodos para la generación de desinfectantes in situ.
Dentro de esta política, OPS y CEPIS patrocinaron durante dos años una investigación conjunta sobre "Desinfección del agua en abastecimientos rurales, en la que participaron instituciones de Argentina, Colombia, Costa Rica, Chile y Perú, presentándose los resultados en un seminario que se realizó en el CEPIS en julio de 1983. La OPS y CEPIS continúan prestando atención a los avances que se logran en la utilización y desarrollo de cada método de desinfección, habiendo observado que hasta el momento los gases oxidantes generados in situ (MOGGO) parecen ser la más promisoria de todas las tecnologías empleadas. Esto se debe principalmente a que se utiliza la tecnología para simplificar antes que para complicar los requerimientos operacionales, de mantenimiento y apoyo.
Durante tres años y medio esta tecnología se experimentó operacionalmente en los sistemas de abastecimiento de agua de 10 pequeñas comunidades, con diversos propósito tales como desinfección, oxidación de materias orgàncas e inorgánicas y desinfección suplementaria en tramos de una red de distribución en la cual, anteriormente, no se pudo mantener el cloro residual. La desinfección MOGGO ha tenido tanto éxito en estas instalaciones que su período de operación con estos propósitos será ampliado, para comprobar si continúa funcionando mejor que los métodos convencionales.
En agosto de 1985 CEPIS adquirió una unidad de desinfección MOGGO para realizar pruebas de laboratorio diversas y en la actualidad hace preparativos para someter el equipo da pruebas de campo en una comunidad que tipifica las condiciones existentes en pequeñas comunidades de Latinoamérica.
Para comprender cómo y por qué la tecnología MOGGO posee el potencial para resolver muchos problemas de desinfección, es necesario en primer lugar revisar la situación que existe actualmente en Latinoamérica ( y probablemente en muchos otros países en vías de desarrollo).
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Estado actual de la Desinfección
La desinfección de los abastecimientos de agua fue introducida en Latinoamérica y el Caribe hace más de 50 años y en la mayoría de sistemas de abastecimientos de agua se han instalado diversos dispositivos de desinfección en los últimos 25 años.
En la actualidad, la tecnología de desinfección de mayor uso en Latinoamérica y el caribe utiliza cloro en estado gaseoso. Se puede decir que han sido probados todos los métodos de cloración por gas. Después de esto, lo más común es el uso de hipocloritos los cuales se agregan a los sistemas de abastecimiento de agua utilizando alguno de los numerosos métodos existentes. En una escala mucho menor se han probado unos cuantos ozonizadores, yoduradores, resinas halogenadas y sistemas ultravioleta. La cloración continúa siendo el método de desinfección estándar en Latinoamérica.
Sin embargo, la desinfección real alcanzada dista mucho de haber sido exitosa . Se ha intentado aplicar la cloración a gran escala, pero según estudios recientemente realizados por OPS, menos del 25% de todas las redes de suministro de agua potable en Latinoamérica y el Caribe han sido desinfectadas de manera adecuada o confiable. No obstante haberse llevado a cabo un adiestramiento considerable e implementado numerosos programas para mejorar la desinfección, y aún cuando muchas unidades de desinfección han sido reemplazadas o "mejoradas", el progreso alcanzado en el último cuarto de siglo ha resultado menos que satisfactorio.
Las razones que han originado estos fracasos son numerosas, encontrándose entre las más comunes las siguientes:
Abastecimiento poco confiable de sustancias químicas. Repuestos no disponible para los equipos. Requisitos operacionales demasiado complejos para los operadores locales. Reparación de los equipos muy complicada para ser entendida por los operadores locales. Infraestructura inadecuada para apoyar la compra, transporte y almacenamiento de sustancias químicas, repuestos y suministro. Insatisfacción del usuario con la amplia variación de los niveles de cloro en el agua así como con el sabor y olor generados por la reacción del cloro con diversas sustancias en el agua. Dificultades para el almacenamiento, manipulación, mezcla y medición de los desinfectantes químicos. Poca duración del equipo. Insuficiente adiestramiento y experiencia de los operadores. Medidas de seguridad inadecuadas. Costos que la comunidad podría no estar en condiciones de asumir. En la mayoría de ciudades grandes la cloración se efectúa en una base razonablemente confiable, no obstante en ciertas ocasiones, algunas de ellas han sido afectadas de manera adversa por la escasez de sustancias químicas y causa similares.
Los sistemas más pequeños son los que sufren los más serios problemas de desinfección. En ellos se han venido utilizando equipos de cloración modernos, bien diseñados y de alta calidad así como numerosas adaptaciones locales. A pesar de ello, la cloración de los sistemas de abastecimiento de agua potable que sirven a poblaciones por debajo de las 10,000 personas por lo general continúa siendo poco confiable e intermitente; en sistemas que sirven a menos de 1.000 personas la cloración a menudo se efectúa, inclusive habiendo sido instalado el equipo.
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Necesidad de la Desinfección Existe una razón fundamental de salud pública para llevar a cabo la desinfección del agua para el consumo humano: hay más de 25 enfermedades serias que pueden ser transmitidas por el agua de bebida contaminada. La mayoría de estas pueden ser evitadas y la incidencia de todas ellas se pude reducir con un tratamiento apropiado del agua. En los Estados Unidos el tratamiento del agua con una desinfección confiable redujo el cólera y la fiebre tifoidea hasta casi los niveles actuales, mucho antes del desarrollo de vacunas y antibióticos efectivos. El reciente estudio de los doctores D. Bersh y M. Osorio, descrito en su publicación "Estudios de Diarrea en el Quindio" ( Colombia 1978-1982), demostró una correlación inversa entre el nivel de cloro residual en el sistema de abastecimiento de agua de las comunidades y la morbilidad por diarrea. En 1982, en Bengala Occidental, India, un proyecto de investigación de la UNICEF, logró una reducción del 80% en la incidencia de la diarrea infantil en un período de 9 meses, con tan solo la adición de cloro a los depósitos de agua potable domésticos. Estos
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