Agua Despilfarro escasez y contaminacion

29/08/2003

La necesidad apremiante de hacer frente a la progresión geométrica de la demanda de agua dulce en América Latina y el Caribe se ha complicado en forma terrible debido a que los recursos se deterioran a una velocidad cada vez mayor. América Latina y el Caribe es un continente básicamente húmedo, poseen grandes recursos de agua dulce en lagos y ríos. Las precipitaciones promedio en la región son 60 por ciento mayores que en el resto del mundo. Sin embargo, 25 por ciento de los territorios sudamericanos son áridos o semiáridos, 20 por ciento de sus habitantes no tienen acceso a agua potable y 30 por ciento carecen de sistemas apropiados de saneamiento.

El escurrimiento superficial es 30 por ciento del total mundial. Sólo el 3 por ciento del agua que escurre es utilizada de alguna manera, y el 8 por ciento de los escurrimientos con potencial hidroeléctrico es aprovechado. De las tierras cultivadas sólo 7 por ciento tiene riego, mientras que se podría regar 25 por ciento de las mismas tierras con los recursos conocidos. Existen importantes recursos hídricos subterráneos en el continente, pero su cantidad y localización en gran parte se desconocen.

La tierra contiene aproximadamente 1,4 millones de kilómetros cúbicos de agua, pero alrededor del 97,4 por ciento restante están encerrados en casquetes polares y glaciares. El agua dulce disponible se reduce al 0,001 por ciento del total.

En América Latina y el Caribe, aumentó el consumo de agua entre los años 1990 y 2000 en un 45 por ciento, de 150 a 216 kilómetros cúbicos por año. La necesidad apremiante de hacer frente a la progresión geométrica de la demanda de agua dulce en América Latina y el Caribe se complicará aún más si, como indican las tendencias actuales, se deja que la base de recursos se deteriore a una velocidad cada vez mayor.

En los últimos 10 años se han planteado (en América Latina y el Caribe) más modificaciones en las legislaciones de agua que en todo el siglo pasado. Constantemente se modifica metas, se cambia de personal o se reestructuran las instituciones encargadas de la GESTIÓN del agua.

América requiere estabilidad institucional y social, un marco legal sólido y una autoridad centralizada pero abierta a la participación de los usuarios del agua, si quiere superar la actual crisis de gobernabilidad de sus cursos hídricos y alcanzar una Gestión Sustentable.

La escasez de fondos y la visión de que el Estado es por naturaleza ineficiente afecta la administración de los recursos hídricos en la mayoría de los países Americanos, la desregulación fue a su vez deficiente, porque se asumió erróneamente que habría competencia en un sector que tiende a la monopolización. Las ciudades latinoamericanas agotan sus acuíferos que tomo siglos llenar. El agua salada contamina al agua subterránea a kilómetros del mar. En México las capas de agua descienden un metro al año. En unas pocas décadas, el mundo tratará de conseguir una quinta parte más de agua para 3 mil millones más de personas, donde una de cada tres puede tener problemas, para beber o bañarse. Algunos ven en nuestra escasez problemas venideros.

Las enfermedades relacionadas al agua podrían reclamar más de 76 millones de vidas, muchas más que el pandémico global de SIDA, si no se toma las debidas acciones.

La diversidad de especies y ecosistemas dentro del bioma de agua dulce en América Latina es notable. En el ecosistema de la cuenca del Amazonas por ejemplo viven tres mil especies de peces. Si bien los ecosistemas del Amazonas y el Orinoco son dos de los elementos mas dominantes y más reconocidos de la biodiversidad de agua dulce en el Neotrópico, la región de América Latina y el Caribe contiene una diversa gama de comunidades y hábitat de agua dulce. Además proporcionan diversos beneficios a la sociedad. Los marismas, los lagos y los ríos son ecosistemas relacionados entre si que abastecen de agua a la región, previenen y regulan las inundaciones, previenen la intrusión de agua salada, reducen los efectos de la erosión al mantener sedimentos, retienen sustancias nutritivas y eliminan sustancias tóxicas, estabilizan el microclima, sirven de sumidero de carbono para el mundo, sirven de medio de transporte y constituyen excelentes lugares turísticos.

A pesar de su importancia crítica, suele considerarse que muchos ecosistemas de agua dulce carecen de utilidad en América Latina y el Caribe. La ignorancia generalizada sobre su importancia ha contribuido a este concepto y ha promovido la destrucción y degradación de los ecosistema. En América Latina y el Caribe se ha descuidado gravemente la conservación de la diversidad biológica de las aguas dulces y hay ecosistemas enteros amenazados de extinción. La causa primordial de la pérdida de recursos es la alteración del hábitat impulsada por el rápido crecimiento de la población y tendencias de desarrollo, planificado y no planificado.

La erosión y la deforestación de los bosques de cuencas de captación ha alcanzado una enorme intensidad en las laderas orientales de los Andes, desde Colombia hasta el norte de la Argentina. El desarrollo rural (en su mayor parte para el cultivo del arroz) esta afectando a las marismas en toda América Latina y el Caribe. La contaminación procedente de la minería y la industria, los principales recursos hídricos de América Latina están química y biológicamente contaminados en un grado considerable.

En la mayoría de los países del continente latinoamericano los desechos de agua no están subordinados a los efectos que puedan tener en el medio, ni pueden ser modificados para reducir un peligro para el ambiente.

El agua dulce es un recurso finito e indispensable para mantener la vida, para realizar actividades productivas desde el punto de vista económico y para el propio medio ambiente.

Ninguna estrategia de reducción de la pobreza puede pasar por alto la necesidad vital de agua del ser humano, hecho muy trascendente en cualquier análisis de los retos relacionados con el agua que actualmente se enfrentan los países americanos, como también es importante la necesidad de una Gestión justa y sostenible de este recurso crítico en interés del conjunto de la sociedad. Igualmente necesario para el trabajo productivo y la salud, donde la dignidad humanas es un saneamiento medioambiental profundo, cuestión íntimamente relacionada con la oferta de agua.

La historia de la humanidad está marcada por innumerables conquistas tecnológicas, por el progreso de las relaciones entre las personas y por la capacidad creativa del ser humano para superar cada desafío. Sin embargo, desde la prehistoria hasta nuestros días, el desarrollo de las civilizaciones siempre ha evolucionado marcado por un factor: la presencia o lo ausencia del agua.

Si está presente y en abundancia, el agua representa la posibilidad de mejoramiento agrícola, social, industrial, sanitario y de la calidad de vida. Si el recurso hídrico esta ausente o escasea, es motivo de pobreza, guerras, enfermedades y estancamiento económico. Lamentablemente, todos los días se desperdicia millones y millones de litros en actividades que desvalorizan este elemento vital.

El abuso en el uso del agua no es solamente un desconocimiento de las responsabilidades de los ciudadanos de evitar el desperdicio, sino una falta de respecto a aquellos que viven en regiones donde no hay agua disponible para todos. Hay personas que deben vivir con menos de 50 litros

Fuente: Dr. Marcos Sommer
       
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