Siguiendo con una costumbre que data desde 1946, el joven italiano Marco Fois se lanzó ayer a las aguas del río Tíber desde uno de los puentes de Roma. Antes de tirarse, otras personas vaciaron vino en las fangosas aguas.
Un grupo de alemanes se baña en las gélidas aguas del lago Oranke, cerca de Berlín. Ni el frío ni la capa de hielo los disuade de cumplir con esta tradición.
Fuente: El Mercurio
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