EL AGUA Y EL HOMBRE

14/12/2005

Por sus características, el agua constituye un soporte indispensable para la vida, produciéndose en su seno todo tipo de reacciones bioquímicas, en función de su capacidad de disolución y transporte, así como multitud de interacciones fisicoquímicas. Los seres vivos, en su conjunto, y más concretamente el hombre, que a sus necesidades biológicas añade otras que se incrementan en función del grado de desarrollo económico y social, son absolutamente dependientes del medio acuoso. El ciclo hidrológico comienza en la condensación del vapor atmosférico y precipitación en forma de lluvia o nieve, para llegar al suelo. Una pequeña parte del agua que alcanza el suelo queda retenida en las irregularidades del terreno (almacenamiento superficial), otra parte circula por ríos arroyos para ir a parar a los lagos o al mar (escorrentía superficial), y otra parte se infiltra en el terreno, bien parcialmente, donde queda disponible para su utilización por los seres vivos y posteriormente pasar al estado de vapor , o bien por percolación a capas profundas, donde tras una circulación en el manto acuífero, lo que puede durar desde años a milenios, puede aflorar por manantiales e incrementar la escorrentía superficial.

Aproximadamente el 90 % del agua de la tierra se encuentra combinada en la litosfera, por lo que no es utilizable por los seres vivos. La parte de agua disponible representa 1.384 x 10 km, de los cuales el 97,6 % se encuentra en los océanos y el 1,9 % en los casquetes polares y glaciares, con lo que el agua dulce disponible para los seres vivos representa el 0,49 % del total, correspondiendo 0,47 % a las aguas subterraneas y 0,02% a las aguas superficiales.

Abastecimiento de aguas a las poblaciones Un abastecimiento bien concebido debe satisfacer tanto en calidad como en cantidad, las necesidades de la población. Cuanto mayor sea el número de personas a las que hay que suministrar agua, mayor será la complejidad del sistema, pero en esencia, el procedimiento consta de las siguientes fases: 1.- Captación. Se pueden establecer cuatro tipos: aguas de precipitación, aguas superficiales, aguas profundas o aguas de mar. Cuando se utilizan aguas superficiales podrán ser de ríos, embalses o lagos; en el caso de los ríos, la captación debe hacerse aguas arriba de la población, tomando el agua de la parte central del cauce y próxima a la superficie. En embalses y lagos, la captación se hará lo más alejada posible de la orilla y a 20 cm de la superficie, con objeto de que se tome de una zona de aireación que favorece la autodepuración.

2.- Tratamiento o depuración. Tiene una doble finalidad: la corrección de los caracteres fisicoquímicos y la corrección de los caracteres microbiológicos. Aún suponiendo que el agua tuviese una calidad fisicoquímica y mirobiológica suficiente, sería necesario adicionarle una determinada cantidad de desinfectante para garantizar la calidad microbiológica del agua durante su almacenamiento y distribución

3.-Almacenamiento. 4.- Distribución.

5.- Vigilancia. Para garantizar la calidad del agua potable de consumo público es necesario un control continuo, regulado por la ley, esto es imprescindible para evitar que pueda ser causa o vehículo de enfermedad. Corresponde a las empresas proveedoras y/o distribuidoras la ejecución material de los análisis y controles de las aguas mediante un servicio propio o contratado. La administración sanitaria competente vigilará y controlará las actuaciones de las empresas proveedoras.

Contaminación de los recursos hídricos

El hombre contamina los recursos hídricos con dos tipos de residuos. Están los residuos orgánicos básicos, que, con diferencias en calidad y sobre todo en cantidad, el hombre ha vertido a lo largo de toda su historia, este vertido tradicional está constituido por excrementos humanos y restos vegetales. En segundo lugar, están todos aquellos productos de desecho producidos por el hombre como consecuencia de su actividad industrial, así como los resultantes de la transformación en el tiempo de los numerosos productos manufacturados.

A menudo el hombre supera la capacidad de autodepuración natural, caso en que, como consecuencia de una excesiva biodegradación, se consume el oxígeno del ambiente hídrico y el ecosistema se degrada, perdiendo su capacidad de regeneración. Este fenómeno, conocido como eutrofización, afecta actualmente a la mayoría de lagos y ríos de los países industrializados.

El volumen de las aguas residuales se calcula a partir de una eliminación humana de unos 34 kg de materias fecales y unos 428 l de orina por habitante y año, lo que supone para una ciudad de 100.000 habitantes la producción de 46.200 tm al año. A esta cifra hay que sumar otras aguas residuales domésticas (1 tm por habitante y año), y a todo ello habrá que añadir cantidades variables de aguas residuales industriales, de importancia distinta según el carácter más o menos industrial de la ciudad de consideremos.

Los residuos procedentes de las actividades industriales, así como de la minería, contienen numerosos productos químicos sintéticos y metales pesados, cuya característica común es tener una gran toxicidad y una vida media más o menos prolongada en el ambiente. Además, los sistemas de tratamiento biológico de aguas residuales convencionales no sólo no degradan tales residuos, sino que incluso pueden resultar dañados al verse afectados los microorganismos encargados de la mineralización de la materia orgánica.

------------------------------------------------------Fuente: www.bdp.it Fecha de Publicación Aguamarket: Viernes 14 de Noviembre de 2003

Fuente: www.bdp.it
       
Productos Relacionados

Presencia de Aguamarket en Países como:

Chile Argentina Bolivia Colombia Costa Rica Ecuador El Salvador España Guatemala Honduras Mexico Nicaragua Panama Paraguay Perú Puerto Rico Republica Dominicana Uruguay Venezuela Francia Brasil Estados Unidos Canada Belice