Estudio revelara causa de olor en el agua potable de Concon

08/10/2011

Las autoridades fiscalizadoras de la Región de Valparaíso recurrirán a laboratorios especializados para determinar el origen exacto del mal olor y mal sabor que, desde el 17 de septiembre, registra el agua potable suministrada por la empresa de servicios sanitarios de Valparaíso (Esval) a las comunas de Concón, Quintero y el norte de Viña del Mar. El fenómeno alcanzó su mayor fuerza el 19 de septiembre, y recién está declinando, luego de que Esval recurriera a carbón activado -con una fuerte capacidad de absorción- para reforzar el proceso potabilizador de la planta que se abastece del río Aconcagua.

La autoridad ha descartado que ello ponga en riesgo la salud de los consumidores. Pero persiste la incógnita sobre el origen exacto del problema, lo que ha generado inquietud en los sectores afectados.

Los temores se acentuaron luego de que una agrupación de protección ambiental de Concón, encabezada por la bióloga Verónica Andrade, alertara sobre la posibilidad de que la situación sea causada por toxinas potencialmente cancerígenas, secretadas por un tipo de algas microscópicas llamadas cianobacterias.

Las indagaciones realizadas por la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS), la Seremi de Salud y la propia Esval coinciden en las condiciones que propiciaron el fenómeno: la luminosidad primaveral y el aumento de la temperatura ambiente facilitaron la propagación de fitoplancton, que saturó el menguado caudal que trae el río Aconcagua por la sequía.

Las microalgas se descompusieron y metabolizaron alguna sustancia que alteró las condiciones de olor y sabor del agua, y es lo que se quiere identificar. "Hay dos componentes químicos que se producen en este fenómeno. Uno tiene que ver con el olor del agua. El otro es más complejo, y tiene que ver con la actividad bacteriológica", dijo ayer el seremi de Salud, Jaime Jammet. "Eso es lo que evalúa a través de los análisis a estos laboratorios externos y al Instituto de Salud Pública", agregó.

El problema es que este tipo de agentes no está contemplado en la norma chilena 409 sobre calidad del agua potable, pese a que el agua que se suministró a 500 mil clientes de Esval no cumple la exigencia de ser inodora e insabora que -entre otras 44 condiciones- exige ese reglamento. Que la causa del olor sea una sustancia producida por el metabolismo de microalgas fue asumida por Esval. Su jefa del departamento de Control de Calidad, Gabriela Simpson, la atribuyó a la geosmina, una sustancia química que, según la especialista, es inocua.

Ayer, el doctor en Biología de la U. de Valparaíso Gerardo Leighton tomó muestras de agua al ingreso y salida de la planta de Esval, detectando microalgas, pero ninguna de ellas potencialmente peligrosa. "Las condiciones en un río cambian, y no puedo asegurar qué pasó hace 15 días", dijo. La proliferación de algas fue facilitada por los residuos industriales que vertió la planta embotelladora de Coca Cola (Embonor) en Concón al estero Lajarilla, afluente del Aconcagua y aguas arriba de la bocatoma de Esval. Esa descarga es rica en fósforo y nitrógeno, que son nutrientes para el fitoplancton.

"Hoy está impedida de efectuar nuevas descargas, las que deberán ser sometidas a un estudio de impacto ambiental", dijo el director regional del SISS, Carlos órdenes.

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Fuente: El Mercurio

Fuente: El Mercurio
       
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