El agua que producen las bolsas de ósmosis forzada funciona de forma autosuficiente, no requieren del consumo de ningún tipo de energía y podrían solucionar problemas de suministro de agua en viajes espaciales largos, además de producir agua más limpia que la obtenida del grifo de la mayoría de ciudades estadounidenses.
La novedosa tecnología permite la filtración de moléculas pequeñas, como las de agua y detiene las más grandes, como sales, azúcares, bacterias, parásitos y virus. Una vez separada el agua, se combina con un aditivo azucarado que genera un sabor similar al de las bebidas deportivas.
Debido a que las bolsas pueden ser utilizadas con cualquier líquido, ya se han realizado algunas pruebas piloto en aldeas de Kenya, país azotado por una fuerte sequía, así como también, en tareas de rescate de víctimas de desastres naturales, como en los terremotos de Haití y Chile.
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